Las buenas noticias al cierre de 2017 empiezan a llenar de optimismo al sector. Subidas de precios, aumento de los proyectos en curso y reactivación generalizada. El panorama se presenta muy positivo para este año que da sus primeros pasos.
La mayoría de los expertos anuncian subidas de precios en vivienda entre el 4 y el 8 por ciento. No obstante, son las grandes ciudades las que empujan con más fuerza estos incrementos de precios. Madrid y Málaga son las ciudades con mejores perspectivas, toda vez que Barcelona estará sumida en la incertidumbre política que ya afecta de forma importante al sector. Valencia por su parte también genera expectativas positivas para este 2018.
Resulta evidente que los protagonistas de este nuevo ciclo son los bancos y los fondos de inversión, promotores directos o indirectos de la mayoría de la obra nueva que se está generando. En Argo Estrategia entendemos que 2018 supondrá un cambio de tendencia en este sentido. Este año veremos a los promotores tradicionales regresar, acompañados por nuevos actores independientes que consolidaran esta etapa de recuperación.
Esto significará de igual forma el surgimiento de una competencia mayor en el segmento residencial. Hace dos años augurábamos que este nuevo ciclo sería diferente en este sentido. Los promotores tendrán el reto de vender a clientes potenciales mucho más informados, exigentes y demandantes. Estos primeros pasos del ciclo, dominados por actores financieros, sin grandes innovaciones frente al ciclo anterior, irán evolucionando con la entrada de competidores más pequeños pero con mayor capacidad de adaptación.
Si bien la economía española se recupera de forma sólida, el acceso al crédito aún continúa limitado con respecto a los niveles pre-crisis. Asimismo, las condiciones de financiación para los compradores seguirán siendo restrictivas, sobre todo en cuanto a LTV y requerimientos de ingresos familiares. Otro factor limitante será la baja capacidad de ahorro existente tras una crisis tan prolongada. Si bien esta baja tasa de ahorro privado, puede traducirse en buenas noticias para los propietarios de viviendas en alquiler, generando oportunidades en el mercado de reposición.
En paralelo, hay que considerar la necesidad de los promotores de ajustar el tamaño de las viviendas a los nuevos formatos familiares: parejas sin hijos, familias monoparentales, anticipación de la edad de emancipación, etc. A esto hay que unir los hábitos de la generación que se incorpora al mercado: los millennials. Estos factores son muy importantes, sobre todo si tenemos en cuenta que las viviendas nuevas que salen al mercado fueron planificadas hace entre 8 y 15 años.
La adaptación a los nuevos formatos de comercialización será otro reto importante para los promotores de vivienda en 2018. Algunos promotores han comenzado a entender esta modificación en los hábitos del comprador, pero aún queda mucho camino por recorrer y los más innovadores serán los que tomen ventaja más rápida.
En definitiva, 2018 será un buen año para el sector residencial, si bien los promotores van a ver aumentar su competencia y van a necesitar establecer nuevos mecanismos de diseño y comercialización, para poder colocar su producto con más velocidad.
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